7 cosas que ver y hacer en Lisboa. ¿Estás en Lisboa y no sabes que ver o hacer?, pues que nada te abrume, aquí te dejaré una lista de siete cosas que ver y hacer en Lisboa, para que las tengas presente en el momento de planificar tu viaje, pensando en optimizar tanto el tiempo y como el dinero.
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Siete maravillas en Lisboa
En Lisboa debes caminar, subir al tren especialmente al tranvía 28. Ten en cuenta que los autobuses y tranvías amarillos son los públicos, los rojos u otro color son privados, por ende son más costosos. No olvides probar sus platos típicos, embriagarte con sus vinos y comer todo el queso que te sea posible. Ten en cuenta esta lista de opciones y te aseguro que la pasaras muy bien.
1. Elevador de Santa Justa.
También conocido como el Elevador do Carmo, es una construcción fuera de serie, jamás pasará desapercibida. Su construcción aún es un misterio, unos dicen que fue diseñado por Raoul Mesnier de Ponsard y otros dicen que es una obra de Gustave Eiffel, el mismo constructor de la Torre Eiffel en París. Lo único cierto es que no puedes dejar de visitarla.
La torre fue construida en entre 1900 y 1902, tiene una altura de 45 metros, la delicada y sutil decoración es neogótica. Hay dos ascensores de madera, en cada uno caben 24 personas, en ellos podrás subir y al finalizar encontrarás una espectacular escalera de caracol, que te dará acceso a la cima de la torre desde donde podrás disfrutar la vista de toda la ciudad.
2.- Oceanário de Lisboa
Si tu pación es el mar y sus habitantes, pues esta visita es obligatoria. El Oceanário fue construido por Peter Cherymayeff, en 1998 para la Exposición Universal de ese año, bajo la temática “Los océanos, una Herencia para el Futuro”. Estando aquí sentirás, verdaderamente, que caminas bajo las aguas del océano, observando más de 450 especies marinas.
Verás tiburones, rayas, un hermoso pez luna entre otras coloridas especies, que perfectamente conviven en un mismo espacio. A lo largo del recorrido escucharas los poemas de Sophia de Mello Breyner, mientras te divertirás viendo medusas, nutrias, pulpos, caballitos de mar, al pez payaso o a los pingüinos, a los que les encanta saltan de piedra en piedra.
Entrar al Oceanário es dedicar dos horas a sensibilizarte para el cuidado del agua, de los océanos y de sus especies. Si tienes hijos, no dudes en hacer este recorrido, hay muchos juegos para que se diviertan. Este espacio está abierto todos los días del año, aunque su horario se ajusta a las temporadas de invierno y verano.
En su página, oceanario.pt / podrás encontrar muchas opciones, para que selecciones la que mejor se adecue a tu tiempo y presupuesto.
3.- Monasterio de los Jerónimos
7 cosas que ver y hacer en Lisboa: En el barrio Belém se encuentra el Monasterio de los Jerónimos. Tiene casi 500 años de haber sido construido para la Orden de San Jerónimo, y es uno de los monumentos más representativos de Lisboa, por eso no puedes dejar de visitarlo. Las colas para entrar son muy largas así que te recomiendo ir lo más temprano que puedas.
Esta cerca del río Tajo y un poco alejado del centro de Lisboa. Es un monasterio fundado en el año 1501 bajo el reinado de Manuel I, para conmemorar el regreso del conde Vasco de Gama, de su primera expedición por la india.
Se dice que el explorador Vasco de Gama, pasó la noche antes de salir a la expedición, rezando para que todo le saliera como lo tenía planificado. Por eso, entre las tumbas que existen acá, se encuentra la de él, perfectamente elaborada bajo el estilo arquitectónico manuelino.
La construcción es bastante particular, tanto el claustro como la sacristía, las bóvedas y la iglesia de los Jerónimos son del estilo manuelino y fueron diseñadas por el ingeniero Juan de Castillo. La iglesia te sorprenderá por su altura y por su sin igual belleza. Se dice que en 1514 fue reconstruida, ampliada y que desde ese tiempo sigue teniendo modificaciones.
El trabajo escultórico de las columnas realizadas en piedra, la ciencia presente en la construcción de las cúpulas, con sus nervaduras y detalles; así como el trabajo artístico de los enormes rosetones y vitrales, vinculado al hecho de poder recorrer el claustro, las bóvedas y la capilla, te sorprenderán gratamente.
4.- Torre de Belém
Al salir del Monasterio de los Jerónimos encontrarás la Torre de Belém, la cual es tan bella que parece salida de un cuento. Razón por la cual fue declarada patrimonio de la UNESCO en 1983. La Torre de Belém fue una fortaleza que en principio sirvió para defenderse de los invasores, pues es una construcción militar, diseñada por Francisco de Arrunda.
Luego que la torre cesara de sus funciones de defensa de la ciudad, sirvió como prisión, faro y como centro aduanero, es decir que desde allí se cobraran impuestos a todos los que deseaban entrar a la ciudad.
La torre tiene cinco pisos y en la parte superior hay una gran terraza. El acceso entre una planta y otra es a través de una estrecha escalera de caracol, en la que dependiendo de la época del año que visites la torre, tendrás que esperar tu turno para subir o bajar.
En la Torre cada planta tenía una función, a la que corresponden a sus nombres. Desde abajo hacia arriba son: Sala del Gobernador, Sala de los Reyes, Sala de Audiencias, Capilla y Terraza. Como dato curioso te diré que en el primer piso hay 16 ventanas con sus cañones defensivos, y unos huecos por donde lanzaban a los prisioneros. Un hecho muy triste, pero es parte de la historia.
5.- Merendar un Pastéis de Belem
7 cosas que ver y hacer en Lisboa: Entre los postres típicos de Lisboa destacan las piñonatas, los confites que son ricos dulces de naranja, el arroz con leche, las peras al vino y los deliciosos pasteles de Belém o Pastéis de Belém como son conocidos. Es un dulce con base de hojaldre y crema pastelera, los cuales dejan unos minutos al horno para que la crema se cocine un poquito.
El origen de la receta de los pasteles de Belém, es todo un misterio, pero se dice que tiene su origen en el monasterio de San Jerónimo, ya que una vez cerrado el convento un monje creo esta rica receta y la vendió a un empresario portugués de nombre Domingo Rafael Alves, y desde ese momento los pasteles comenzaron a comercializarse por toda Lisboa.
Si un día decides ir a China, vas a encontrar estos pasteles, ya que fue la misma colonia portuguesa de Manao la que durante sus expediciones los llevo hacia otros continentes. No podemos olvidar que muchos de los grandes exploradores navales tenían origen portugués y que salían o ingresaban a la ciudad a través de la Torre de Belém.
6.- Alfama
Este es un barrio del que te enamoras a primera vista, sus primeros pobladores fueron los pescadores. Sus calles son estrechas y empinadas, pensadas para ser caminadas, aunque te recomiendo que las recorras en el tranvía 28, en el que no dejaras de tomarte hermosas fotografías.
Entre el mar y Castillo de San Jorge esta Alfama, un antiguo barrio de olor particular gracias a su cercanía al mar. Cuentan los historiadores que en la época visigoda ya el barrio existía y estaba habitado, como prueba de esto, encontraras las ruinas de un Teatro Romano que data del siglo I a.C. Estas ruinas están en la rúa da Saudade y en el interior de la catedral.
En la parte más alta del barrio, donde está el Castillo de San Jorge, podrás ver desde donde comienza el barrio, en las orillas del Río Tajo hasta el puerto. Es un lugar excelente para tomar fotos panorámicas del barrio. En Alfama, está el Museo del Fado, allí aprenderás sobre este género musical, triste y melancólico, por el que se distinguen los ambientes tabernarios portugueses.
7.- Museo dos Coches
7 cosas que ver y hacer en Lisboa: Si eres amante al coleccionismo o te llama a la atención los automóviles, debes visitar el Museo de los Coches, el cual fue inaugurado en 1904 por Amelia de Orleans, esposa del rey Carlos. En el museo encontrarás inigualables carrozas, coches y objetos de origen italiano, francés, austriaco, español y portugués, que datan de 1700 aproximadamente.
Iniciarás la visita con la presentación de un sencillo carruaje de madera, propiedad de Felipe de España, de principios del siglo XVI. Poco a poco se irán revelando los modelos de carruajes más lujosos, con detalle en terciopelo rojo y esculturas alegóricas de color dorado.
Te deleitarás con tres carrosas barrocas que abarcan el primer espacio del museo, estas fueron diseñadas en 1716 para el embajador portugués en el Vaticano, representan la abundancia, la riqueza y especialmente de la extravagancia.
Las siguientes galerías exhiben otros carruajes reales de dos ruedas, carros convertibles y coches para bebés. Extrañamente, también hay carruajes de procesión para los santos, que eran tirados por caballos. Al final, hay una galería de accesorios ecuestres y trajes de la época.
Si te tomas un tiempo para planificar tu viaje, podrás hacer este recorrido muy rápido. Te recuerdo, visitar las páginas de internet de cada museo para que conozcas los horarios y las promociones que mejor se ajusten a ti. Ten en cuenta, que hay unos momentos, en que algunos museos dan acceso gratuito, ¡no dejes pasar esa oportunidad!
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