Artritis Psoriásica

¿Qué es la artritis psoriásica?

La artritis psoriásica (AP) es una condición de salud que cursa con dolor articular, hinchazón y rigidez, que puede afectar cualquier parte del cuerpo; y se relaciona con la existencia de las manchas rojas cubiertas de escamas, que se asocian a la psoriasis. Esta condición no se presenta en todas las personas que sufren de la severa afección cutánea, y su recurrencia con respecto a la población general, se ubica en 6 casos por cada 100.000 personas. A diferencia de otros tipos de artritis, la AP suele ser seronegativa para el factor reumatoide, por lo cual se considera una condición propia.

Relacion psoriasis-AP

Hasta el momento, existen tres teorías predominantes que pretenden explicar la relación existente entre este tipo de artritis y la psoriasis. En primer lugar, se define que la psoriasis puede representar un factor de riesgo para padecer artritis. Otros sostienen que ambas condiciones pueden tener un desencadenante común. Por último, se ha indicado que la AP puede ser una entidad completamente autónoma. Sin embargo, aún no existe un consenso que permita avalar o descartar definitivamente algunas de estas posturas.

Características

Según se ha evidenciado a través de diversos estudios, esta condición puede iniciar en cualquier momento de la vida, pero su frecuencia aumenta entre los 30 y 50 años. En ocasiones pueden existir períodos de remisión que se alternan con brotes de la enfermedad. Tal como ocurre con la psoriasis, la artritis que se asocia a ella, no tiene cura hasta el momento; por lo cual, su tratamiento tiene como finalidad mitigar los síntomas. En el caso específico de la AP, se busca evitar el daño articular.

Causas

Se ha determinado que la principal causa de esta afección, es el ataque que realiza el sistema inmunitario contra las células y tejidos sanos, causando la inflamación de éstos y la producción excesiva de células cutáneas. Hasta el momento, se desconocen las causas que llevan al sistema inmunitario a actuar de ese modo, pero se ha relacionado con factores genéticos.

Síntomas

Los síntomas de la enfermedad pueden variar significativamente entre los individuos, pero existen algunos que son más frecuentes, tales como dolor, rigidez e inflamación de las articulaciones, así como sensación del calor al tacto en las zonas afectadas, en conjunto con la presencia de manchas rojas en la piel y escamas gruesas. Estas últimas lesiones pueden generar picor, ardor o dolor, y en ocasiones, pueden sangrar.

Si has padecido psoriasis en algún momento de tu vida y empiezas a sentir dolores articulares, deberás consultar a tu médico, a fines de determinar la posible existencia de artritis psoriásica.

Diagnóstico

A pesar que no existe una prueba de laboratorio específica para diagnosticar la presencia de artritis psoriásica, existen algunas de ellas que pueden dar cuenta de la existencia de algún tipo de proceso inflamatorio de carácter crónico. En especial pueden emplearse análisis de la velocidad de sedimentación, proteína C reactiva, anticuerpos frente a proteínas citrulinadas, entre otros.

Sin embargo, las pruebas de imagen, tales como radiológicas, resonancias magnéticas, ecografías, e incluso gammagrafías óseas y tomografías computarizadas, pueden aportar elementos de análisis para diferenciar la presencia de artritis psoriásica de otros procesos inflamatorios. Entre ellos, es más común la utilización de resonancias magnéticas en el diagnóstico de la AP, pues estas permiten reconocer la presencia de sinovitis (inflamación aguda de una membrana de la rodilla), así como erosiones óseas, edemas medulares óseos, dactilitis, entre otras alteraciones que pudieran existir, aún cuando no se reflejen en las radiografías.

El modo más utilizado para determinar la existencia de AP, es la observación clínica, pues cuando convergen las lesiones cutáneas de la psoriasis con dolor e inflamación articular, lo más común es que se trate de dicha afección. En paralelo, este tipo de diagnóstico se puede complementar siguiendo los criterios CASPAR de clasificación de la artritis psoriásica, los cuales contemplan un sistema de puntuación del 1 al 8, el cual, al ser mayor de 3 puntos, dejaría constancia de la presencia de la enfermedad.

Tratamiento

En caso de determinarse que el paciente cuenta con AP, deberá llevarse a cabo un tratamiento, determinado en conjunto con un dermatólogo, pues en muchos casos, el uso de fármacos para tratar la enfermedad articular, puede generar efectos no deseados sobre las lesiones cutáneas. En esencia, el curso de acción más empleado para hacer frente a ese tipo de artritis, es farmacológico; no obstante, puede ocurrir que sea necesario un tratamiento fisioterapéutico y quirúrgico, cuando los síntomas sean muy severos o incapacitantes.

El tratamiento deberá tener carácter individualizado, en virtud de que la artritis psoriásica puede contar con manifestaciones clínicas muy variadas en cada persona. Desde el punto de vista farmacológico, se suelen recetar antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME) y terapias biológicas.

Recomendación

Si se ha determinado que padeces artritis psoriásica o tienes indicios sobre la posibilidad de su existencia, te recomendamos que acudas a tu médico, a fines de que te oriente sobre las posibilidades de tratamiento que se adecúen a tu caso específico. De igual modo te invitamos a evitar la automedicación y seguir estrictamente las recomendaciones del especialista de salud.

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