Cocinar con el sol, los solardomésticos
¿Fuego? Si uno de los más importantes descubrimientos del hombre, dio pie al desarrollo de las civilizaciones. Hoy en día, el «fuego», o -el malgasto energético-, puede acabar con ellas.
Pero, ¿quién necesita fuego? Tenemos sol, y eso es con- lo que experimenta, patrocina y, -sobretodo-, divulga ALSOL. «No conocemos ninguna estructura o máxima que permita entender de forma tan rápida, el poder de las energías renovables, en este caso la solar», dice Manolo Vilchez, promotor de ALSOL, microempresa que fabrica hornos y cocinas solares, o como lo llaman ellos, «solardomésticos».
El desarrollo de las cocinas solares en sí tiene más de veinte años, ALSOL sólo ocho meses, «aunque muchos años de conocimiento y unos meses previos de preparación», comenta Vilchez. «Somos herederos de procesos que comienzan a hacerse en Alemania, y que dejan de hacerse porque no tienen respuesta internacional».
Entre estos pioneros alemanes, se encuentra el Dr. Deiter Seifert, doctor ingeniero de la industrial fotovoltaica alemana, con el que pacta ALSOL, para desarrollar un modelo de cocina solar. «La historia de Seifert es una historia muy bonita, relacionada con España desde la Guerra Civil. El doctor Seifert fue uno de los niños que trajeron a nuestro país para sacarlos del infierno alemán. Es acogido en Murcia y desde ese momento no deja de volver durante toda su vida. Curiosamente no fue bajo el sol murciano donde descubrió las ventajas de la cocina solar, pero si fue allí donde decidió desarrollarla», relata Manolo.
¿En qué consiste una cocina solar? Se trata de una caja plana,-«tipo Ikea»-, de 15 kilos de acero y 3 de aluminio (del reflector), que con una media de 2200 horas solares que tenemos en España, recoge 600 vatios de potencia térmica. El proceso es simple, «consiste en el aprovechamiento técnico de unos fotones que llegan, rebotan y se van a un recipiente». En estos recipientes, que deben ser negros y mates, consiguen que en siete minutos un litro de agua pase a ebullición.
ALSOL está formado por el capital social formado por 19 activistas, «ciudadanos normales, -mileuristas la mayoría-«, donde con la ilusión de ayudar, -«no ya a cambiar el mundo, que es muy complicado»-, quieren crear una herramienta de educación energética.
De momento se han vendido 350 cocinas, otras 300 están listas. De estas primeras, «vendidas a un público muy variopinto», destacan las 100 destinadas a un proyecto de cooperación internacional en India, gestionadas por la Fundación Terra (uno de los socios de ALSOL). «Una tercera parte de la familia humana todavía utiliza leña para cocinar, una leña para la que todavía en muchos lugares se paga más, que por lo que hay dentro de la olla», explica Manolo Vilchez.
Por ello, ALSOL desarrolla también otro tipo de productos, como los secadores solares para secar fruta. «La mitad de la fruta del mundo se tira en países subdesarrollados, porque no tienen medios para conservarla». Asimismo, están desarrollando un proyecto muy interesante, cocinar con calor retenido. «Estoy seguro de que el calor retenido va a formar parte de la modernidad ecológica de la sociedad que consigamos construir de aquí adelante, porque es inteligencia y es ahorro de todo, se puede hacer sin esfuerzo, simplemente con cultura, interés y ganas», remarcan desde ALSOL, que describen su Multiusos energético ALSOL, como un proceso que ya hacían nuestros abuelos.
«Es algo tan sencillo como tener el primer minuto de ebullición de unas lentejas en tu fuego, -el que sea-, donde consigues meterle toda la carga térmica a la masa del recipiente. Apagas el fuego, y coges el recipiente lo envuelves en una manta le das varias vueltas y lo metes en una caja de cartón o de mimbre,ahorrando un 60% de energía y de tiempo».
En ALSOL señalan que ellos no pretenden hacer creer que esta es la cocina del futuro, ni que vaya a sustituir a las demás, «somos mucho más realistas». «Los solardomésticos se emplean para aquellas personas que tienen una necesidad espiritual de cocinar con una energía limpia y renovable«, por un proceso muy distinto al habitual. «Un proceso conocido ya en la fotovoltaica o en la térmica doméstica, pero no en la cocina», dice Vilchez.
Su sueño es que lo que están haciendo esté en cada centro de formación para que «la sociedad entienda lo que es la energía y cómo se puede hacer el mejor uso de ella», finaliza Vilchez.