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La energía solar fotovoltaica de uso doméstico

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En España el uso de este tipo de energía en los hogares es todavía bastante reducido, si bien hay ya algunos ejemplos que se han implantado con éxito en algunas partes del país. «El problema actual reside en las barreras administrativas que existen al respecto», apunta Tomás, «ya que cuando un particular quiere conectar la instalación en su casa, la regulación española le obliga a darse de alta en la actividad económica y tiene que empezar a funcionar como una empresa. A muchos particulares ésto les supone una barrera insalvable».

Sin embargo se está negociando un nuevo marco regulatorio con el gobierno con el objetivo de potenciar la incorporación de la energía fotovoltaica a la edificación. En este caso la energía se consumiría inmediatamente debajo de donde está el panel, con lo que se puede hablar de «microgeneración».

Ya existen algunos ejemplos de microgeneración como los parquímetros, los teléfonos de emergencia de las carreteras, algunas farolas o las antenas de repetición de la televisión…»Con respecto a ésto hay una anécdota curiosa que sucedió en Barcelona en el apagón del verano pasado», apunta Tomás, «todo había dejado de funcionar menos los parquímetros. Esto enfadaba mucho a la gente ya que, a pesar de todo, tenían que seguir pagando el aparcamiento. No sabían que seguía en marcha porque funciona con energía solar fotovoltaica y por ello el apagón no le afectaba».

Si el uso de este tipo de energía se comienza a generalizar en los hogares también sería un punto muy positivo para todo el sistema eléctrico. «El punto álgido de demanda ahora mismo está en el mediodía de los meses de verano, debido al uso del aire acondicionado. Precisamente en este momento es cuando más se va a producir esta energía fotovoltaica gracias al sol y eso descargaría mucho las líneas. Así habría mucho menor riesgo de apagones, se iba a abaratar el coste de la electricidad y sobre todo se iba a conseguir mayor respeto con el medio ambiente al haber menos emisiones de CO2», explica Tomás Díaz.

El único inconveniente que tiene una instalación solar es que la producción del panel es muy cara, pero tiene una esperanza de vida de 40 años, por lo que a la larga resulta mucho más rentable. Según Tomás Díaz «hay que incentivar el uso de esta energía, porque la amortización del panel no se hace rentable hasta después de 10 años».

Hay que tener en cuenta también que el impacto visual es nulo porque ya hay, por ejemplo, tejas fotovoltaicas en las que el cubrimiento de la teja ya tiene los materiales fotovoltaicos adheridos, fundamentalmente silicio amorfo o silicio flexible. También están comenzando a fabricarse paneles de cristal fotovoltaicos y vidrieras de colores con las que se pueden hacer juegos de luces. «La incorporación de la fotovoltaica a la edificación es algo que se está desarrollando más en otros países que en España.», añade Tomás, «cada vez hay más aplicaciones para permitir que se incorpore. De hecho en algunos países esto se ha convertido en un aspecto fundamental de visión empresarial».

Cuando un mercado crece y se desarrolla, cada vez cuesta menos la unidad de producto y el resultado es una tecnología que cada vez tiende a ser más rentable. Esto es lo que ocurrirá con la energía solar fotovoltaica, o al menos lo que los expertos esperan. Sea como sea ya existen previsiones que ponen a este tipo de energía en las primeras posiciones. Y es que, como explica Tomás Díaz: «Al final del presente siglo más del 70% de toda la energía del planeta será fotovoltaica. Por ello la vuelta que tiene que dar el sistema energético tiene que ser enorme».

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