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Función de la tiroides
La glándula tiroides es una estructura endocrina que regula el funcionamiento del metabolismo en los seres humanos y animales, a través de la producción y liberación de tiroxina (T4) y triyodetironina (T3), hormonas éstas que controlan diversas funciones corporales. La liberación de estas hormonas se ve regulada a su vez, por la hormona estimulante de la tiroides (TSH), que se genera en la glándula pituitaria del cerebro.
Ese proceso es sumamente importante para promover un adecuado funcionamiento de los órganos como el cerebro, corazón, tejido muscular y otros tejidos. De igual modo, dicta los parámetros del crecimiento de los niños; regula la velocidad del consumo de calorías, incidiendo en la disminución o aumento del peso corporal; modifica la frecuencia de los latidos cardíacos; aumenta o disminuye el movimiento de los alimentos en el sistema digestivo e influye sobre el nivel de energía disponible para la realización de distintas actividades del día a día.
Tiroglobulina y su presencia en sangre
Otro de los productos del funcionamiento de la glándula tiroidea, es la tiroglobulina (TG). Ésta es una proteína que conforma el coloide, el cual se encuentra presente en la gran mayoría de las proteínas. La presencia de la TG en sangre en gran cantidad, puede darse cuando existe una inflamación de la referida glándula (tiroiditis), como consecuencia de exceso o déficit en la producción de las hormonas asociadas a esa estructura; pero también puede dejar constancia de la existencia de un carcinoma de las células de la misma. Por regla general, dicha proteína suele ubicarse de modo preponderante en el folículo tiroideo, con escasa presencia en la sangre.
Exámenes médicos
Usualmente, se recomienda la realización de exámenes médicos para determinar los niveles de tiroglobulina, cuando existen indicios que apuntan a la presencia de hipertiroidismo (generación excesiva de hormonas tiroideas), tiroiditis o una enfermedad autoinmune poco común, llamada Enfermedad de Graves. En algunos casos menos recurrentes, también podría recomendarse para constatar la presencia o no de hipotiroidismo. También puede solicitarse la realización de este tipo de pruebas, para verificar si los pacientes que fueron sometidos a un proceso de extracción de la tiroides, aún cuentan con la presencia de células tiroideas.
Sin embargo, la determinación de la presencia de cáncer tiroideo puede requerir de otros tipos de estudios, tales como un examen físico, pruebas de marcadores tumorales en sangre, biopsias, radiografías, tomografías computarizadas, entre otros. En caso de determinarse la presencia de células malignas, es muy común que el paciente sea sometido a un proceso quirúrgico para la extracción del lóbulo afectado o de gran parte o la totalidad de la glándula. Sin embargo, en virtud del tipo y estadio del cáncer, pueden aplicarse medidas alternativas de tratamiento.
Realización del análisis
El análisis de tiroglobulina se realiza mediante la inserción de una aguja acoplada a una jeringa, en el brazo, extrayendo una muestra de sangre. Posteriormente, se determinará la presencia de la proteína en sangre. El valor de referencia para la presencia de esta proteína en suero se ubica en menos de 50 nanogramos por mililitro. Los valores normales para adultos sanos, se encuentran entre los 3 y 42 ng/ml, pudiendo ser un poco superiores para las mujeres en los últimos meses de embarazo y en los recién nacidos. Los pacientes a los que se les ha extraído completamente la glándula tiroidea, deberán exhibir valores inferiores a los 5 ng/ml. Si el paciente presenta cifras superiores a los 50 ng/ml, indicaría la recurrencia de tumores en aquellas personas que fueron sometidas previamente a una tiroidectomía (extirpación del tejido tiroideo).
Tiroglobulina baja
Si los estudios realizados a los pacientes reflejan la total ausencia o escasa presencia de tiroglobulina en sangre, suele ser una buena noticia. Esto da cuenta que el proceso de extirpación glandular resultó efectivo para contrarrestar la presencia de las células tiroideas. No obstante, si los valores disminuyen durante algún tiempo y luego aumentan significativamente, podría indicar que el tratamiento de remoción fue efectivo, pero que el cáncer ha reaparecido posteriormente. En este último caso, es probable que el afectado deba seguir un tratamiento con radioyodo, para eliminar la posible presencia de células cancerosas en la zona.
Otra causa para la presencia de bajos niveles de TG, puede ser la presencia de anticuerpos antitiroglobulina en sangre. Esto ocurre por un funcionamiento anormal del sistema inmunológico, el cual actúa eliminando la tiroglobulina que se encuentra en el torrente sanguíneo. Por ello, resulta difícil conocer con precisión la cantidad exacta de dicha proteína, en pacientes que cuenten con esos anticuerpos. Esto resulta común en las siguientes condiciones de salud: Enfermedad de Graves, Tiroiditis de Hashimoto, tiroiditis subaguda, hipotiroidismo, lupues eritematoso sistémico o diabetes insulinodependiente (tipo 1).
Consulta a tu médico
La información aquí reseñada sólo tiene carácter informativo y no pretende sustituir las recomendaciones de los especialistas en el área sanitaria. Si has presentado alguno de los síntomas que arriba reseñamos o cualquier otro que pueda dar indicios de algún problema en el funcionamiento tiroideo, te recomendamos consultar a tu médico, a fines de evaluar los posibles cursos de acción o tratamientos que deberás seguir para mejorar tu salud. Desde aquí, te invitamos a seguir estrictamente las recomendaciones del especialista y evitar la automedicación.