La medicina vista en su conjunto depende de: diagnóstico, tratamiento y prevención. El diagnóstico es un procedimiento esencial, que consiste, por una parte, en analizar los síntomas del paciente y por la otra, descubrir la naturaleza de la afección. Para esto la medicina se vale de recursos sencillos como la estricta auscultación, hasta las técnicas especiales más complejas; como la Medicina Nuclear, que es el conjunto de pruebas y técnicas que utilizan un tipo de sustancias llamadas radiofármacos, radiosondas o marcadores, que sirven para identificar enfermedades o también para el tratamiento y control de las mismas. Una de ellas, de gran eficacia y especialidad es la Gammagrafía Ósea. Aquí ampliaremos acerca de su funcionamiento e importancia.

¿Qué es la Gammagrafía Ósea?

Es la técnica diagnóstica que registra la radiación gamma emitida por un miembro, al que previamente se le ha administrado una sustancia emisora de esta radiación. El material radioactivo, transita a través del área examinada y entrega radiación en la forma de rayos gamma, que son divisados por una cámara especial y una computadora para crear las imágenes de los huesos.

Funciones de la Gammagrafía Ósea

Este procedimiento pertenece a la Medicina Nuclear. Utiliza pequeñas cantidades de material radioactivo, para diagnosticar y valorar la magnitud de las enfermedades o las condiciones en que se encuentran los huesos, incluyendo fracturas, infecciones o cáncer. Se apoya, principalmente, en imágenes por lo que, no es invasiva, exceptuando la inyección intravenosa para aplicar el radiofármaco y se realiza con un proceso ambulatorio (sin hospitalización).

Las anomalías aparecen como zonas óseas anormales, ya que absorben mucho o muy poco la cantidad del radiofármaco o marcador, que aparecen más brillantes o más oscuros que la zona ósea normal.

Debido a que los métodos de la Medicina Nuclear, pueden aportar imágenes de las actuaciones del organismo humano, a nivel molecular, ofrecen la posibilidad de detectar la enfermedad en sus inicios, como también las posibles respuestas de un paciente a una intervención terapéutica. De igual manera, ayuda a revelar el cáncer que se ha generado en un hueso o diseminado en zonas óseas. También favorece el control de su tratamiento.

Generalmente los médicos ordenan una Gammagrafía Ósea para:

  • Verificar la presunción de cáncer en un hueso o determinar si un cáncer de otro órgano se ha esparcido hacia los huesos.
  • Diagnosticar la causa o la ubicación de un dolor de hueso sin motivo aparente.
  • Determinar fracturas de huesos que no se observan en las radiografías.
  • Ubicar algún hueso anormal o amorfo en la estructura ósea.
  • Encontrar daños óseos causados por algunas infecciones (osteomielitis, celulitis, etc.,)
  • Evaluar las prótesis
  • Hacer seguimiento a la enfermedad de Paget (Trastorno metabólico de los huesos)
  • Detectar tumores óseos benignos (osteomas, histiocitos, etc.)
  • Descubrir desórdenes vasculares óseos

Beneficios y riesgos

A partir de 1930, cuando comenzaron a implementarse las técnicas nucleares en general, éstas han contribuido al bienestar humano, salvando vidas. En la actualidad tienen una importancia cada vez mayor, en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades graves como el cáncer y las cardiopatías.

Desde el punto de vista óseo, las gammagrafías tienen grandes ventajas de carácter funcional, ya que, evidencian los procesos patológicos tempranamente, antes de que aparezcan los síntomas, incluso, y de que las anomalías puedan ser detectadas con otros métodos diagnósticos.

Los riesgos son muy pocos a saber, de la pequeña cantidad de material radioactivo que se utiliza para inyectar a los pacientes. Una vez que se aplica, algunas personas pueden sentir dolor o hinchazón en el sitio, alrededor de la vena. En pocas ocasiones algunas presentan fiebre o una reacción alérgica. El material radioactivo se irá liberando del cuerpo del paciente de manera natural, a través de la orina o las heces fecales y, perderá su efecto radioactivo con el tiempo. Es por eso, que el médico solicitará al paciente tomar mucha agua, para ayudar a eliminar los restos de material radioactivo.

Las pruebas de Gammagrafía Ósea son muy complejas, desde el punto de vista técnico, pero tienen un margen de riesgo muy bajo y son sencillas de aplicar. Sin embargo, se debe realizar en un sitio idóneo y debidamente acondicionado para tal fin. También contar con un equipo humano multidisciplinario especializado, para su aplicación, que generará al paciente tranquilidad y seguridad.

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