redes sociales

En febrero de 2004 Mark Zuckerberg, estudiante de Harvard, decidió crear una plataforma destinada a servir como enlace a estudiantes y miembros de la universidad; colgar fotos, compartir noticias, mandarse mensajes.

Dos años después Facebook, como Zuckerberg llamó a la plataforma, abría al público de internet. Cualquier persona con un correo electrónico podía formar parte de ella. Por aquel entonces, y según la revista Business Week, su valor ascendía a los 750 millones de dólares. Una cifra que ni corto, ni perezoso Zuckerberg rechazó.

Hoy en día, y tras la adquisición en 2007 por parte de Microsoft del 1,6% de las acciones, el valor de Facebook supera con creces los 15.000 dólares.

Más de 500 millones de usuarios, 500.000 aplicaciones, 83 millones de fotos subidas cada día y el 2º puesto en el ranking de páginas más visitadas del mundo según la página Alexa, una plataforma de análisis de tráfico.

Según Hadi Partovi, presidente de iLike, una de las mayores plataformas de descarga de música de la red, «en la historia de la informática se creó el ordenador personal, luego Windows, luego la Web y ahora la plataforma Facebook».

Y es posible que Partovi no se equivocara, pues aunque quizás pueda resultar exagerado, no está de más decir que «si no tienes Facebook, no existes».

Bajo esta premisa, y sin olvidar que además del fenómeno Facebook, el boom de las redes sociales es indiscutible; Twitter, Linkedin, Tuenti…, se abre ante el ámbito empresarial un nuevo modelo de negocio, una nueva línea de comunicación y un altavoz al mundo entero que además de efectivo, resulta muy barato.

Difundir el mensaje del respeto medioambiental es el reto de muchas fundaciones, organizaciones y empresas. Y difundirlo al mundo entero, la máxima para todas ellas.

Tal y como se definen los principios de la ecología, «plantas y animales florecen sólo cuando ciertas condiciones físicas están presentes y en ausencia de tales condiciones, las plantas y animales no pueden sobrevivir sin ayuda».

Ese es el mensaje del que hablamos y las redes sociales se han convertido en uno de los mejores canales de comunicación.

Encontrar grupos que promueven el cuidado el medio ambiente, la eficiencia energética o el uso de energías renovables, cada vez es más fácil. A través de sus perfiles, organizaciones como la Fundación Entorno, tiendas como Soy Eco, especializada en la venta de productos ecológicos o empresas, como la propia Gas Natural Fenosa, han enviado su mensaje a todos sus seguidores.

Como ejemplo de ello la campaña Efiquest, puesta en marcha por Gas Natural Fenosa como «un lugar para el intercambio y la difusión de información sobre ahorro energético» que, a través de un gran test con preguntas sobre eficiencia energética, medio ambiente y sostenibilidad, más de 40.000 concursantes pudieron demostrar lo que sabían y 58.910 euros fueron recaudados y destinados a la reforestación de la Selva Atlántica Brasileña.

Más de 1.500 personas pincharon sobre el «Me gusta» que el perfil de Efiquest tenía en Facebook. Y sin duda esta red social se convirtió en uno de los canales de comunicación que más ayudó a dar a conocer esta acción.

Urbanarbolismo es otro ejemplo de cómo un buen uso de las redes sociales pueden darte a conocer. A través de su perfil en Facebook, a día de hoy con 1.556 amigos, Urbanarbolismo, un estudio de arquitectura especializado en el diseño de jardines verticales, consiguió su mayor éxito con la campaña realizada en la red para promocionar «La Batalla Verde».

Una batalla campal en la que el único arma de sus «guerreros» era una base de arcilla llena de semillas. Disparos de vegetación por todas partes hicieron que el parque en el que se celebró quedara plantado de la forma más aleatoria imaginable.

Gracias a la difusión que Urbanarbolismo hizo de la batalla en su perfil de Facebook, además del éxito de la acción, consiguió más de 30 menciones en blogs de referencia, 200 nuevos amigos y que el evento apareciese en el informativo de La Sexta.

También en Twitter

Twitter, puesto en marcha en 2006 por su creador Jack Dorsey, y aterrizado en España en 2009, funciona de otra forma. En este caso, este sistema de microblogging (Dorsey se niega a llamarlo red social), permite a sus usuarios lanzar pequeños mensajes, de hasta 140 caracteres, que podrán leer todos los seguidores del perfil en cuestión.

De entre sus casi dos millones de usuarios, de los que muchos son de carácter colectivo, hay infinidad de grupos y foros en los que el medioambiente es el tema principal. Tan fácil como poner detrás de una # el nombre del tema que buscamos y miles de tweets, como se le llama a cada mensaje, aparecerán ante nosotros. Sigámoslo y estar a la última en noticias de este ámbito estará hecho.

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