Las glándulas salivales se ubican en la parte interna de las mejillas, en el fondo de la boca y en el cuello y son las responsables de la generación de saliva; sustancia ésta que contiene un conjunto de enzimas, que ayudan a digerir la comida, lubrica las distintas áreas de la boca y parte superior del tracto digestivo y mantiene los dientes limpios de gérmenes y bacterias dañinos. Sin embargo, el funcionamiento de dichas glándulas puede verse afectado por varias patologías o condiciones médicas, entre las que se encuentran los poco comunes tumores que pueden proliferar en ellas.
Dicha afectación en los tejidos salivales, puede tener naturaleza benigna o maligna; siendo los últimos lo más peligrosos por tratarse de tejidos afectados por cáncer. Si se trata de un tumor benigno, el paciente puede someterse a una intervención quirúrgica, con la intención de extirparlo; mientras que, en el caso de los malignos, suele acompañarse el proceso quirúrgico, con varias sesiones de radioterapia. No obstante, las estadísticas aseguran que la incidencia de los tumores benignos en esas glándulas, es significativamente mayor a la de sus equivalentes cancerosos; estimándose que estos últimos se han constatado únicamente en un 25% de los casos.
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Principales tipos de tumor
Los tumores en dichas glándulas, tienden a aparecer en el área de las parótidas, pero también podrían hacerlo, aunque con menor regularidad, en la zona submandibular y sublingual; y suelen ser conformados, de modo preponderante, por adenomas pleomórficos, los cuales son tumores benignos de crecimiento muy lento. Cuando se manifiesta un cáncer en las estructuras de generación de saliva, puede ser representado por carcinomas de células acinares, adenocarcinomas, tumor mixto maligno, carcinomas de células claras, entre otros.
¿Cuáles son sus causas?
Los estudios realizados por especialistas en el área de salud, no han determinado hasta el momento, la causa precisa que origina esa afección, pero apuntan a que el crecimiento desproporcionado de estos tejidos, se relaciona con alguna de las siguientes condiciones:
- Infecciones locales, las cuales generan un incremento de la actividad inmunológica en el área afectada, inflamándola.
- Acumulación de sales de calcio (cálculos) en las glándulas salivales, que impiden el correcto funcionamiento de la estructura.
- Crecimiento de granulomas en personas que cuenten con predisposición genética.
- Padecimiento del Síndrome de Sjögren, el cual es un trastorno autoinmunitario en el que el cuerpo del propio paciente, destruye las glándulas salivales y lacrimales, generando resequedad en ojos y boca.
- Disminución del flujo salival por deshidratación.
- Cáncer.
En tal sentido, los médicos también aseguran que los tumores malignos presentes en esas glándulas, se generan a causa de mutaciones presentes en las células, lo que hace que crezcan y se diseminen con rapidez; afectando órganos y tejidos cercanos.
Síntomas más comunes
Por lo general, el síntoma más común para determinar la existencia de un tumor en las glándulas salivales, es la presencia de una inflamación en la mandíbula, el cuello o la boca o en áreas cercanas a éstos. En ocasiones, estos bultos pueden generar dolor, mientras que, por lo general, pueden ser completamente indoloros. Algunos pacientes han reportado entumecimiento o debilidad en los músculos de una porción de la cara; así como dificultad para deglutir alimentos o abrir la boca en su máxima extensión.
Diagnóstico
Al presentar algunos de los síntomas asociados a los tumores en las glándulas salivales, deberás acudir a tu médico de confianza, para determinar la naturaleza de tu afección. Sin embargo, es probable que tu caso sea remitido a un especialista otorrinolaringólogo, el cual podrá realizarte una exploración física en el área afectada y solicitarte la realización de algunos estudios complementarios, como resonancias magnéticas (RM) o tomografías computarizadas (TC), para determinar la evolución del tumor. Por otra parte, podría recolectar una muestra del tejido afectado (biopsia), para determinar si existe presencia de células malignas o si se trata de un tumor benigno.
En caso de que se evidencie la presencia de un tumor maligno, el médico deberá precisar cuál es la fase del desarrollo del cáncer, para considerar los tratamientos que se pueden aplicar y hacer un pronóstico sobre la posible evolución de la condición de salud, en los días sucesivos.
Tratamiento
Una vez se determine la presencia de un tumor en dichas glándulas (tanto si se trata de células malignas como benignas), el médico podría recomendarte que te sometas a una intervención quirúrgica, que, dependiendo de las áreas afectadas, puede implicar la extirpación de una porción o la totalidad de la glándula; así como de los ganglios linfáticos del cuello (cuando se compruebe que este tejido ha sido afectado por cáncer).
En ocasiones, se aplicará un tratamiento con radioterapia, que tiene por objeto, combatir las células cancerígenas que se hayan detectado, mediante la utilización de rayos X, protones, e, inclusive neutrones; los cuales serían aplicados por una máquina, mientras reposas en una camilla. Podría suceder que necesites varias sesiones de radioterapia, para garantizar los mejores resultados.
Por otra parte, se considera que no existe evidencia científica sobre la eficacia de la aplicación de quimioterapias en el tratamiento de este tipo de afección, sin embargo, es probable que tu médico tratante determine que es necesario que cumplas con ese tipo de terapia, en beneficio de tu salud.