Los principios de la Xerojardineria
Siete son los principios que estableció el National Xeriscape Council para montar un xerojardín y obtener los mejores resultados.
1. Planificación y diseño adecuado
Orientación del terreno, dirección de los vientos dominantes, clima, disponibilidad de agua, características del suelo…como para cualquier construcción, pues al fin y al cabo esto también lo es; recopilar todos los datos es el primer paso.
2. Estudio del suelo
Analizar la textura, la estructura y el ph del suelo son tres pasos imprescindibles, pues de ello dependerá el tipo de planta que finalmente elijamos, así como del tipo de abono que tendremos que utilizar para el correcto mantenimiento.
3. Reducir las zonas de césped
El césped es uno de los recursos más utilizados en la mayoría de los jardines y bien es verdad que como sistema decorativo es muy agradecido con el paisaje. Sin embargo el consumo de agua que genera es excesivo y el coste de su mantenimiento muy elevado.
Por ello aunque se utilice, se debe hacer siempre en su justa medida y en los espacios del jardín más llamativos.
4. Instalar sistemas de riego eficientes
Muchas veces el derroche de agua innecesario se produce por una mala elección del sistema de riego. Sistemas como la microaspersión, que en forma de pequeña lluvia riega planta por planta, o el goteo son los más utilizados en la xerojardineria.
Llegados a este punto, se ha de tener en cuenta que las plantas se agruparán en función de su necesidad de agua.
Últimamente empieza a utilizarse un producto llamado retentor de humedad que absorbe el agua de lluvia y de riego hasta 400 veces su peso y la restituye en función de la necesidad que la planta tenga.
5. Mulching, la mejor protección para el suelo
El nombre suena a alimento, pero se trata de una amalgama de distintos materiales orgánicos e inorgánicos que sirven como acolchado y que protegen el suelo tanto en invierno de las heladas, como en verano de la evaporación de agua, así como del ataque de las malas hierbas.
Asimismo, además de cumplir una función muy concreta, el mulching sirve como decoración para el jardín.
6. Respeto por el medio ambiente y eficiencia energética
Además de reducir el consumo de agua, la xerojardinería tiene un espíritu ecológico y es por ello por lo que el uso de productos químicos y el gasto de combustible para la maquinaria debe reducirse en la mayor medida posible.
Una medida, por ejemplo, seria ajustar las podas a las mínimas necesarias, pues el gasto de agua que requieren es muy elevado.
7. Seleccionar las mejores plantas
Ni un aspecto árido, ni plantas del tipo cactus… aunque su nombre «xero» quiere decir seco, el aspecto de un xerojardín no tiene porqué ir en concordancia con su aspecto.
En nuestro país concretamente la vegetación propia del clima mediterráneo da mucho juego a la hora de elegir las plantas más indicadas.
La clave a la hora de selección está en la necesidad de agua que cada planta vaya a necesitar, por ejemplo sería un error colocar juntas una hortensia, que consume muchísima agua, con un romero, que necesita muy poca. En cambio un lentisco y una adelfa formarían una unión perfecta.
Otra buena elección es la de plantar árboles y plantas trepadoras, que no sólo crean un efecto más estético, sino que además protegen del sol al resto de las plantas.
Como ya se ha señalado anteriormente, analizar el ph del suelo es imprescindible para luego elegir las plantas, pues por muy bonito que pueda quedar, colocar una azalea en un suelo calizo siempre resultará un fracaso.