En la ladera meridional del monte Abantos en la sierra del Guadarrama, se yergue imponente, el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, como si el tiempo no pasara por sus contornos renacentistas, representando un elemento que embellece al municipio homónimo en el que se ubica. Este conjunto de edificaciones, cuenta con un área de 33.327 metros cuadrados y se conforma por una biblioteca, panteones, basílica, salas capitulares, sacristía, Palacio de los Austrias y de los Borbones, Sala de Batallas, un claustro principal y extensos jardines. En virtud de sus extensas dimensiones y su belleza impertérrita, ha sido considerado desde su momento de construcción, como la “Octava Maravilla del Mundo”.
El complejo fue edificado entre mediados y finales del siglo XVI, con la intención de servir como residencia a la Familia Real española, siendo la basílica, el lugar dispuesto para dar sepultura a sus miembros; mientras que, en su monasterio, hacían vida los monjes de la Orden de San Jerónimo. Su construcción fue instruida al afamado arquitecto Juan Bautista de Toledo, por parte del propio Rey de España, Sicilia y Cerdeña, Felipe II de la casa de Austria, como conmemoración de la victoria del monarca en la Batalla de San Quintín; y el 2 de noviembre de 1984, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) lo declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Contenidos
Principales instalaciones
Jardines del Monasterio
Sus jardines están pensados para otorgar un espacio para la introspección y reposo, y fueron diseñados, tomando como inspiración algunos espacios similares de otros países europeos. En la actualidad no cuenta con la diversidad de flores, que antaño le otorgaban una extensa paleta cromática a sus instalaciones, sin embargo, aún persisten los arbustos que describen hermosos diseños, tales como los que fueron concebidos por primera vez, por los paisajistas de más renombre a nivel internacional, a los que se les encomendó la elaboración de estos espacios.
Felipe II consideraba que estos espacios debían contar con plantas que aportaran belleza al conjunto, pero también ideó que se plantaran plantas medicinales y hortalizas, para atender a las necesidades prácticas que pudieran presentarse a sus habitantes. Muchos de estos elementos florales provenían de América, mientras que también contaba con importantes representantes del follaje nacional y local.
Basílica
Mención aparte, requiere la basílica, la cual es considerada como el núcleo del complejo, y se ubica cerca de la fachada este del complejo. Este edificio deja en evidencia la capital importancia que le otorgaba la Casa Real de la época, a la religión católica como fundamento espiritual del Estado y la sociedad española.
En realidad, lo que actualmente se conoce como un único edificio religioso, está conformado por la iglesia Sotocoro, que era dispuesta para oficiar misas al pueblo; y la Capilla Real, que representa un modelo a mayor escala, de la primera. En toda su estructura, cuenta con frescos que se disponen en paredes y techos, y dan cuenta de diversos pasajes bíblicos. En sus acabados, se utilizaron distintos tipos de mármoles españoles.
Palacio de los Austrias
Contemplado inicialmente como el lugar en el que habitaban los miembros de la Familia Real, el Palacio de los Austrias, cuenta con los muy conocidos Cuartos Reales, en cuyas paredes hacen presencia varias obras de arte, elaboradas por pintores españoles de inicios del siglo XVI e inicios del XVII e italianos del siglo XVI; la Sala de Batallas, en la que constan representaciones pictóricas de las principales hazañas bélicas de España; el Salón de los Embajadores, en el que resaltan los retratos de los Reyes de la dinastía; y la propia Casa del Rey, en la que reposaba Felipe II y estaba decorada con austeridad.
Palacio de los Borbones
Una vez se da el cambio de dinastía en 1700, favoreciendo a los miembros de la Casa de Borbón, el Rey Carlos III ordenó que los espacios en los que anteriormente descansaban los infantes Austrias, fueran rehabilitados para su uso por parte de los Príncipes de Asturias. En tal sentido, se instruyó al arquitecto Juan de Villanueva la remodelación de los espacios, el cual incluyó un conjunto de elementos decorativos y obras relevantes del siglo XVIII, que fueron elaboradas por Goya, José de Castillo y Bayeu, entre otros. Villanueva, también agregó la afamada escalera imperial, la cual representa en la actualidad, el primer elemento de esta área, que se presenta a los visitantes.
Biblioteca
En este edificio se encuentran un total de 40.000 obras seleccionadas por Arias Montano, las cuales representaban los elementos claves de la cultura del siglo XVI, y consta de ejemplares provenientes de escritores de España y el mundo. En la bóveda del techo, constan frescos en los que se representan imágenes alusivas a la Dialéctica, Retórica, Música, Gramática, Aritmética, Geometría y Astrología; elaborados por Pellegrino Tibaldi. También se incluyeron retratos de monarcas españoles, resaltando el cuadro en el que Diego Velázquez pinta a Felipe IV en un traje de color plata.